Anim-Arte.com

Crítica de Iron Man 3

Iron Man 3

Querido Marvel. Por fin pude ir a ver la que para muchos era la película más esperada del año. Claro, ya sabes que me refiero a tu Iron Man 3. Basada en la saga de cómics Extremis, finalmente la aparición del Mandarín, la caída de Tony Stark y toneladas de armaduras prometían lo mejor para tercera parte.

Iron Man 3

¿Te soy sincero? Yo por el contrario fui escéptico. Desde los avances había algo que me causaba cierta incomodidad: no sé si era que no terminaba de creerme que Tony Stark realmente se pondría a evaluar la importancia del hombre sobre la armadura o tal vez era que no veía mucho, si no es que nada del Mandarín o de algún otro villano.

Por otra parte, esto también alimentó mi expectativa. Quería que me sorprendieras, que me embelesaras con una épica de ciencia ficción junto a uno de mis personajes favoritos de la infancia, donde al final, a pesar de que todos sabemos que el (super)héroe tiene que ganar, antes lo harías pasar las de Caín para que resurgiera con fuerza y rumbo a una segunda parte de los Los Vengadores.

El Mandarín

A fuerza de ser honestos, algo que debo reconocer es que a pesar del éxito innegable de Iron Man, nunca has podido entregarle un villano propio a su altura. Hablo de los cómics, ya sabes, Batman tiene al Joker, Bane, Gatúbela y un amplio etcétera. Superman tiene a Lex Luthor, Doomsday y Zod, por mencionar algunos, Spider-Man enfrenta al Dr. Octopus, Electro, Duende Verde y a otro kilo de nombres; Iron Man, en cambio, tiene pocos villanos recurrentes que pudieran considerarse “propios”, quizá siendo el único de renombre el Mandarín. Tony generalmente se la pasa combatiendo a toda la galería de malosos de tu universo.

Todos sabemos que querías incluir al Mandarín desde la primera cinta, pero era muy temprano para un proyecto que estaba hecho no sólo para generar billones de dólares sino para darles a los fans lo querían. ¿Esto era lo queríamos los fans, Marvel?

Realmente salí decepcionado de la sala tras la función de Iron Man 3. La trama es un ente sin pies ni cabeza, las armaduras lucen más horribles que nunca, los efectos especiales incluso un pasito abajo, pero el Mandarín… lo que hiciste con el antagonista más esperado de toda la saga es una verdadera burla. Como quizá es una burla toda Iron Man 3.

Algunas bromas de Iron Man 3 son muy ingeniosas.

Si bien la franquicia se había caracterizado por una fina mezcla de acción y humor – sin dejar de reconocer que varias escenas me sacaron risas- no se puede intentar convertir a un personaje como Tony Stark -alcohólico y mujeriego empedernido- en el nuevo bufón de Marvel. Claro, su personalidad y el mismo Robert Downey Jr. se prestan para tomar ciertas libertades con respecto al personaje del cómic, pero no al grado de transformar el largometraje en una comedia con algunos (muy pocos) toques de acción.

Pero regresando al Mandarín, te lo juro, no puedo entender quién y por qué tomaría la decisión de portar tan ridículamente al máximo enemigo del Hombre de Hierro. No me malentiendas, Ben Kingsley es un estupendo actor y lo demostró siendo el mejor del elenco haciendo justo lo que le pediste… pero no lo que queríamos ver los seguidores, no lo que esperaba incluso la mayoría de espectadores casuales que van al cine con la promesa de ver a Iron Man confrontarse a su supuesto máximo enemigo.

Un Iron Man oxidado

Aún así, tuve la esperanza y la (casi plena) seguridad que algo me aguardaba tras esa larga tira de nombres blancos en un fondo negro, en la clásica escena postcréditos. Siempre nos has tenido al pendiente de ella, Marvel, nos acostumbraste a esperar lo inesperado y sorprendernos con estos últimos segundos. Pero de nuevo, en Iron Man 3 esta secuencia final parece una burla en la cara: insulsa y sin nada que me haga decir “debí quedarme a verla”, de no haberlo hecho.

Guy Pearce hace un papel decente como Aldrich Killian.

Es claro que la salida de Jon Favreau como encargado del proyecto afectó al producto final. Iron Man 2 no fue tan tremenda como la primera, pero seguía siendo muy entretenida. No te puedo decir que Iron Man 3 no me haya divertido, pero sí te puedo asegurar que lo hizo mucho menos que las dos anteriores, que Thor y que nada que recuerde que hayas hecho en fechas recientes.

La historia pecó de plana, con antagonistas sacados del más trágico y ya conocido cliché de “me las debe Stark y me las pagará tecnológicamente”, junto a pocos elementos argumentales que me invitaran a estar al pendiente. Todo sucede muy rápido, Marvel: de repente Tony Stark está diseñando una nueva armadura, luego se engancha en una entrevista sin sentido, su traje nunca está al 100 por ciento y a pesar de ser ridículamente inteligente parece que tiene que ser un niño el que se lo recuerde.

Seguro pensarás que al final la gente compra un boleto de Iron Man 3 por la acción, los estupendos efectos especiales y una magna conclusión que levante a todos de sus asientos, pero, ¿lo lograste? El director Shane Black no sólo se encargó de tirar a la basura el argumento de un excelente cómic (Extremis), sino que fastidió, literalmente fastidió, la pelea final -que empezaba a levantar- con esa estrepitosa, absurda y mamerta conclusión. Me cuesta trabajo creer que alguien no les haya dicho en la pre o post producción: “¡hey, alto!, no podemos cagar la batalla final”.

Pepper está convirtiendo en un personaje sin beneficio a la saga.

Te repito: decepción y frustración. Si éste hubiera sido el capítulo de una serie televisiva, seguramente te hubiera aplaudido por los riesgos tomados y el enfoque cómico de los personajes, ya que a la semana siguiente podría continuar con un episodio distinto. Pero no es así, las cintas del Hombre de Hierro se realizan a la sazón de una cada dos años y medio y ésta podría ser la última.

Cierto, si Iron Man 3 fuera la primera de las tres partes, seguramente mi crítica habría sido distinta, pero desgraciadamente pusiste la marca muy alta. Tienes que entender que Iron Man no es ya sólo uno de los personajes insignia de tu casa de cómics, sino una de los nombres más respetados en materia de cine.

¿Que sí me gustó algo? Bueno, hay varias bromas que son especialmente ingeniosas… aunque terminan siendo predecibles después de que inundas media Iron Man 3 de chistes. El enfrentamiento definitivo tiene sus momentos y Aldrich Killian (Guy Pearce) demostró ser un personaje interesante en la pantalla grande. Pepper (Gwyneth Paltrow), en cambio, parece ir siendo más dispensable y es obvio que con cada nuevo filme de Tony Stark queremos ver más cosas en riesgo que a su novia, más cuando él no crece humanamente un ápice entre película y película.

Ah, pero escribía de cosas que me gustaron. Es obvio que la calidad en producción está ahí, los 200 millones de dólares en presupuesto se desquitan por momentos y hay secuencias de rescate y batallas que quitan el aliento, sin contar que la sobre exposición de armaduras y Iron Patriot es algo que los más “tecnofanáticos” agradecerán, pero fuera de ello poco o nada.

Vaya, pareciera que es casi una maldición. Terceras partes de cintas de superhéroes están destinadas a ser malas. Le pasó a El Hombre Araña, sucedió con X-Men, pero se repite con creces en Iron Man 3. No sé si el personaje tenga más para dar una cuarta adaptación en cine, si Robert Downey Jr. no está ya demasiado viciado por la armadura o si el Hombre de Hierro se oxidó; tal vez la mejor idea sea usarlo como invitado en largometrajes de otros personajes hasta que te decidas a filmar Civil War.

Es una lástima. Generalmente a este tipo de películas, por muy malas que estén suelo llamarlas “palomeramente entretenidas”; pero aquí incluso bostecé varias veces del enfado porque siempre consideré que me estabas timando hasta con el supuesto 3D: no entregaste nada de lo que prometiste en los carteles y tráileres. Como conclusión, y si me preguntas qué es lo que más me gustó de Iron Man 3 te puedo decir que fueron los dos vasitos de colección que compré en la dulcería del cine.

Salir de la versión móvil